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sábado, abril 28, 2012

Luis Eduardo Aute: culpable por creer que aún existe la inocencia

Luis Eduardo Aute conversa con autor. foto: Javier.

Vestido con camisa azul, pantalón crema y chancletas, Luis Eduardo Aute, un jueves de abril, se encontraba en el patio interior de un hostal ubicado en Gibara, ciudad marítima en el norte del oriente cubano. Es un hombre delgado que ya no luce barba, como en los tiempos cuando cantaba junto a la banda Suburbano.
Su mentón está afeitando y brilla con la luz de la mañana.  El rostro advierte que  acumula los años suficientes como para haber sido protagonista en los sesenta, los setenta y los ochenta. Una coleta para recoger un trocito de cabello canoso se torna indicio de que sigue siendo un rebelde.
Llegó a Gibara para presidir uno de los jurados del Festival del Cine Pobre, idea del fallecido cineasta Humberto Solás que busca promover producciones concebidas fuera de la gran industria. Aunque identificado  por su obra musical, donde sobresalen letras llenas de sensualidad y poesía, Aute ostenta una carrera importante en el mundo cinematográfico. Por eso ha viajado hasta aquí.
El jardín en el que terminamos se encuentra limitado por una vegetación agradable, de hojas largas y verdes, y flores que cuelgan en el aire como gusanos peludos. Había dos mesitas, sillas, espacio donde se colocan los fotógrafos. Era media mañana y, afuera, en alguna parte del pueblo, sucedía el festival.

¿Cómo le ha ido en Gibara?
La estoy pasando muy bien. Gibara es un pueblo encantador, muy bonito. Me habían hablado de él, pero no lo conocía. La realidad mejora lo que me habían dicho, sobre todo en lo que se refiere a la gente que lo habita. Es enormemente agradable y cariñosa, y que se celebre un festival de este tipo aquí, de autor, de cine independiente, es una heroicidad. Si el festival se convierte en un evento popular, por diez años, es una celebración al cine por parte del pueblo. Me parece que es única en el mundo esta aventura de aunar al pueblo con un evento cinematográfico. No conozco otro caso parecido. Merecen todo el apoyo.

¿Sabía de la existencia del Festival?
Sí, desde hace algunos años. No desde que se inauguró, pero sí hará unos tres o cuatro años que tenía información. Me resultó muy grato que me invitaran.

Además de presidir un jurado, ha venido como realizador gracias a su película Un perro llamado dolor, del 2001, donde mezcla sus vocaciones. Por cierto, su relación con el cine es menos conocida, pese a la referencia constante en sus canciones. ¿En qué arte se siente más a gusto?
El cine me interesó desde pequeño. Me gusta mucho, aunque he tenido incursiones muy esporádicas. Hace muchos años rodé unos cortometrajes. Luego hice un mediometraje para una serie de televisión y después vino Un perro llamado dolor. También otra, que se distribuyó únicamente a través de libros: Metamorfosis a mortal, de dibujos. Pero es en la actividad en la que menos he trabajado. He dedicado todo mi tiempo a escribir poesía, a escribir canciones y a pintar.  Hago exposiciones con bastante regularidad desde la primera que hice en el año sesenta. Sigo haciéndolas. En La Habana realicé una antológica, en Bellas Artes hará como cinco años. Pero me preguntabas dónde me siento más cómodo… pues en la pintura, seguramente. Es una actividad muy directa, no interviene nadie, es el pintor delante de su espacio en blanco y ahí se resuelve.

En la poesía intervienen menos personas.
En la poesía intervienen las palabras…y aunque uno escriba en un papel, sin intervención de nadie, tiene que pelearse con las palabras.

¿Es difícil su relación con las palabras?
Es complicada.

¿Por qué?
Porque intento ser muy riguroso con ellas, intento no traicionarlas, intento sacarles ese máximo  jugo. Me gusta mucho jugar con ellas, con sus raíces etimológicas. Para mí, cada una es un mundo. Para lograr la palabra de un poema o de una canción le he dado vueltas a muchas otras.

¿Cual es la palabra más reiterada en su obra, la que más le gusta?

¿Rosa?
No.

¿Cine?
Aparece algunas veces. No lo sé. ¿Qué palabra puede aparecer más veces?

¿Amor?
Tengo muchas canciones de amor, pero no menciono la palabra amor…No, no aparece mucho la palabra amor. La verdad no lo sé.

Leí sobre una película que concibe hace 20 años. Su tema son el tiempo y el azar ¿Cuál es su relación con ambas palabras?
Azar es una palabra que me gusta mucho y utilizo con frecuencia.
Es una experiencia que estoy haciendo y no sé cuándo acabar. Ahora estoy en otra, también de dibujos, para el próximo disco. Van a ser dos discos distintos, veinte canciones, diez y diez. No será disco doble, sino dos distintos. La idea es que los discos se editen por dos compañías diferentes. Resultará muy difícil porque se odian y no hay manera de que colaboren. De modo que seguramente saldrán los discos y un video, un DVD de media hora con dibujos sirve de puente entre un disco y el otro. Uno se va a llamar El niño que miraba al mar. Todas serán canciones nuevas. El otro,  El Basilisco, monstruo mitológico, casi perverso, que mata con la mirada, que es en lo que nos convertimos todos con el paso del tiempo. Un poco la dialéctica entre la inocencia… El niño que miraba al mar y El Basilisco, ese monstruo que nos va devorando poco a poco con el paso del tiempo, se juntan. Esa película, con dibujos animados, se va a llamar El niño y El Basilisco. En principio saldrá todo en un mismo estuche, los dos discos y la película. La estoy llevando a cabo y estoy a punto de terminarla.
La otra que me mencionas supongo que no la terminaré hasta que no desaparezca de este planeta, porque de eso se trata. Es una película a través de un cuadro, de un autorretrato que va envejeciendo, que nunca se acaba, y que, cada vez que pasa equis tiempo, envejece.

No tiene gracia hacer una obra de arte que comience cuando uno termina.
El objetivo es la imagen que yo pueda tener de mi vida. Hace cuarenta años, más, que empecé ese autorretrato. Faltó ilustrar desde que nací, pero no podía pintar entonces. Es el proceso de un cuadro que nunca se acaba. Intervienen muchas más cosas, muchos elementos; pero, el leitmotiv es ese cuadro que nunca se acaba y que dada vez que lo retomo tengo que corregir porque las huellas del paso del tiempo tienen que quedar evidentes. No sé a dónde va. Es una experiencia que estoy haciendo. Está grabado, archivado, de alguna forma organizado... Pero, como se trata del paso del tiempo…el protagonista es el tiempo, es él quien decide cuándo lo acabaré.

Mencionó el término inocente. En esta época, prácticamente sin futuro, ¿es costoso ser inocente? ¿Es peligroso? ¿Es terrible?
Es costoso, terrible, peligroso. Y es difícil. Es difícil mantener una cierta inocencia. El mundo que estamos viviendo te obliga a todo lo contrario. Para la supervivencia te exige ser un cínico, un insolidario y un egocéntrico. La inocencia tiene una gran dificultad para vivir en estos tiempos. Pero creo que todavía existe la inocencia. Me reconozco culpable por creer que aún existe la inocencia.

Usted llega a Gibara en momentos donde ha tenido que cancelar un concierto en España por no vender todas las capacidades del teatro o algo así. ¿Cuál es el presente del artista?
Fue una decisión unilateral de la alcaldesa del pueblo, quien decidió por su cuenta cancelar la presentación. Era un sitio pequeño y, sin pedir información, decidió cortar y decir que era por falta de ventas. Faltaban unos días. No tiene ningún sentido. Parece que hay motivaciones políticas. La alcaldesa es del Partido Popular, que seguramente sentirá muy poco afecto por mí. Hay abogados que han denunciado el caso, porque es un delito. No era un contrato con el ayuntamiento, que nos cedía únicamente el lugar. De haberse cancelado, debí haberlo hecho yo o mi gente. Y se hará ese concierto.

Están cambiando muchas cosas en España. Le han querido quitar el nombre de Rafael Alberti a una institución.
El PP está arrasando con todo. Sacó el hacha y anda cortando cabezas.

Usó antes el término “afinar el cine”. ¿Se afina el cine como se afina una guitarra?
Un poco sí. Lo que pasa es que la guitarra se afina para que tenga un tono y el cine se afina para que tenga ritmo. Hay planos un poco largos que hay que cortar. Otros se quedaron cortos y hay que alargarlos. Durante el montaje hay que buscar equilibrios para que se tenga un ritmo. Pero, a fin y al cabo, luego, también es el tono de la película. Se parecen pero no es lo mismo.

¿Y no trajo guitarra?
No. Estoy de vacaciones.

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