Lo de las bailarinas no es nuevo. En épocas de
universidad ya Gabriel Dávalos había mostrado su interés por ellas. Ignoro si lo
hizo influido por una amiga, amante del ballet, o porque planeaba desde entonces
las fotografías con las cuales nos sorprendió luego. Pero, lo único nuevo de
esta historia, para mí, desde que supe de sus retratos colocados en Facebook
era, a fin de cuentas, su interés por la fotografía.
Yo no imaginaba que iba a terminar ejerciendo de fotogafo,
aunque siempre anduvo por ahí involucrado en grabaciones de videos, planeando
diseños de revistas, periódicos y boletines, o sea: lo suyo era el mundo de la
imagen. Hace una semana, para nuestra suerte, buena parte de la producción de
Dávalos llegó a la ciudad de Holguín.
Estuvo expuesta en el lobby del Teatro Eddy Suñol
y lleva el título de “Soy lo que ves”. Y, ya que lo entiende así el
autor, me pregunto: ¿Qué veo? Bueno, pues yo vi lo que mucha gente ha
descubierto gracias a la página profesional de Dávalos en Facebook: momentos de la
vida cotidiana convertidos en escenas exóticas por la reiteración de un elemento
en todas las instantáneas: la bailarina, a veces una, a veces dos, a veces
hombre y mujer, pero siempre vestidos casi como si el tabloncillo de un
teatro fuera su destino y no una calle, o el muro del malecón, o la línea del
ferrocarril, o el edificio, o el banco...
Dos de las fotos que Dávalos terminó enviando a
Holguín (el no asistió a las Romerías de mayo, donde se expusieron sus retratos,
porque andaba por Caracas) dejaron boquiabiertos a los cantantes del Teatro
Lírico Rodrigo Prats, quienes fungieron como público ocasional en la noche de
inauguración. “Es un montaje”, dijo una muchacha con voz de mezzosoprano. “Eso
está hecho en fotoshop”, gritó otro con voz grave, y quizá fuera barítono. Y yo,
que algo conozco del fotógrafo, y que no canto porque no tengo voz, dudé: ¿Será
un montaje?, ¿lo habrá hecho en algún programa de esos en los que se
especializaba durante la universidad?
Sin embargo, recordando, terminé por
calmarme. Ante todo Gabriel es un tipo inquieto, temerario con sus ideas. Periodista de
profesión y por temperamento agitador nato de espacios (públicos o privados,
divertidos o aburridos), no podría haber hecho menos que esta clase trabajo,
este tipo de fotografías que dejaron a muchos de quienes se acercaban con la
mano en la barbilla mientras sus ojos escrutaban a la bailarina agarrada de un
pasamano en el Habana Libre, y a sus pies, abajo, la calle donde los
transeúntes deben haberla seguido con curiosidad. Causó impresión la pareja
ante la ola que se rompe con el muro del malecón. Y otras que aquí no
cuento.
Según catalogo, la muestra estuvo compuesta
por 15 fotografías tomadas en las calles de La Habana entre el 2010 y 2011.
Hay más. Superan las cien. Las (los) modelos son bailarines del Ballet Nacional
de Cuba y el fotógrafo, lo he escrito muchas veces en el cuerpo de este texto,
es Gabriel Dávalos, periodista y fotógrafo. ¿El título?: “Soy lo que ves”. ¿Que
qué veo? Que el amigo Dávalos es, efectivamente, un tipo con sensibilidad,
mucha, y talento, y buen ojo para el retrato de lo extraordinario, de las pequeñas cosas que se vuelven grandes, casi, según asegura él.
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