Mientras en
la ONU votaban contra el Bloqueo norteamericano a la Isla, en Holguín, sentados
en una mesa del Café Tres Lucias, dos personas conversan. Uno es periodista.
Otro, el agregado para la cultura en la embajada de Portugal en Cuba: Mario
Gomes, un diplomático joven que llega a la Fiesta de la Cultura Iberoamericana
por primera vez, y ya tiene intenciones de regresar.
“La gente se
dio cuenta de que era un fenómeno”, dice y, aunque pudiera referirse al
Bloqueo, no lo es. Sobre el asunto de la ONU ya había hablado: “Mantuvimos la
postura de siempre. Portugal apoya la moción contra el Bloqueo”. Fenómeno ahora
le parece otra cosa: el cine de Manuel de Oliveira, un cineasta lusitano que
aún realiza filmes pese a su edad: 101 años.
Gomes llegó
a Holguín con tres largometrajes de Oliveira. Los exhibirá esta tarde de
miércoles durante otra de las jornadas de la Muestra Audiovisual
Iberoamericana, para la cual el Centro de Cine ha reunidos unos 70 materiales
de espacios diversos como las Muestras de la Escuela Internacional de cine y la
Itinerante de Cine del Caribe. Además reunió materiales de unos cinco países.
El primer
filme de Oliveira en Holguín será “La carta” (1964), una película que realizó
el cineasta cuando ya había trabajado en la industria, tanto que lo había hecho
de actor para el cine mudo. Después llegaron sus propias producciones, siempre
marcadas por ese aspecto teatral que le convierten a veces en un creador
difícil de digerir. Los premios logrados a lo largo de su vida le han
convertido, no obstante, en un artista de culto.
“Es una
historia de longevidad”, advierte Gomes. La magia lusitana debe estar en la
cocina, advierto. “Quizá sea el bacalao”, agrega él. Lo cierto es que, con de
Oliveira, sé de dos hombres en ebullición creativa en plena ancianidad. El otro
es José Saramago. El escritor también sigue creando historia y provocando
polémicas. “Le gusta la polémica, y la polémica vende”, dice Gomes. Claro, pero
opino de Saramago que su polémica no es para vender. Es su temperamento. Mas,
“Caín”, su último título, ya levanta ronchas en Europa.
¿Lectores
pacatos? ¿Mera provocación? Quién sabe. Sea el "bacalao" o cualquier
otro misterio en Portugal la gente parece ponerse más creativa con los años. El
cine de Manuel de Oliveira y los libros de Saramago lo confirman. Ellos apenas
pueden caminar, pero sus espíritus son tan ágiles como bailarines modernos que
saltan desafiando el aire.
(publicado aquí en el 2009)
Mientras en la ONU
votaban contra el Bloqueo norteamericano a la Isla, en Holguín, sentados
en una mesa del Café Tres Lucias, dos personas conversan. Uno es
periodista. Otro, el agregado para la cultura en la embajada de Portugal
en Cuba: Mario Gomes, un diplomático joven que llega a la Fiesta de la
Cultura Iberoamericana por primera vez, y ya tiene intenciones de
regresar. “La gente se dio cuenta de que era un fenómeno”, dice y,
aunque pudiera referirse al Bloqueo, no lo es tan así. Sobre el asunto
de la ONU ya había hablado: “Mantuvimos la postura de siempre. Portugal
apoya la moción contra el Bloqueo”. “Fenómeno”, ahora, le parece otra
cosa: el cine de Manuel de Oliveira, un cineasta lusitano que aún
realiza filmes pese a su edad: 101 años. Gomes llegó a Holguín con tres
largometrajes de Oliveira. Los exhibirá esta tarde de miércoles durante
otra de las jornadas de la Muestra Audiovisual Iberoamericana, para la
cual el Centro de Cine ha reunidos unos 70 materiales de espacios
diversos como las Muestras de la Escuela Internacional de cine y la
Itinerante de Cine del Caribe. Además reunió materiales de unos cinco
países. El primer filme de Oliveira en Holguín será “La carta” (1964),
una película que realizó el cineasta cuando ya había trabajado en la
industria, tanto que lo había hecho de actor para el cine mudo. Después
llegaron sus propias producciones, siempre marcadas por ese aspecto
teatral que le convierten a veces en un creador difícil de digerir. Los
premios logrados a lo largo de su vida le han convertido, no obstante,
en un artista de culto. “Es una historia de longevidad”, advierte Gomes.
La magia lusitana debe estar en la cocina, advierto. “Quizá sea el
bacalao”, agrega él. Lo cierto es que, con de Oliveira, sé de dos
hombres en ebullición creativa en plena ancianidad. El otro es José
Saramago. El escritor también sigue creando historia y provocando
polémicas. “Le gusta la polémica, y la polémica vende”, dice Gomes.
Claro, que opino de Saramago que su polémica no es para vender. Es su
temperamento. Mas, “Caín”, su último título, ya levanta ronchas en
Europa. ¿Lectores pacatos? ¿Mera provocación? Quién sabe. Sea el
"bacalao" o cualquier otro misterio en Portugal la gente parece ponerse
más creativa con los años. El cine de Manuel de Oliveira y los libros de
Saramago lo confirman. Ellos apenas pueden andar, pero sus espíritus
son tan ágiles como bailarines modernos. Mientras, un agregado cultural y
un periodista conversan en Holguín. Y en la ONU la gente dijo No al
Bloqueo contra la Isla.
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