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sábado, mayo 04, 2013

Síntesis debe comenzar los conciertos con Eleggua

día 3 de mayo, síntesis en romerías

Había grupos de personas hasta en la cima, grupos que se iban diluyendo por la escalera en la medida que elevaba la vista. Pero dudo que esos escucharan algo. O probablemente lo escucharan todo, hasta lo que yo mismo pensaba sobre ellos. Lo cierto era que allí donde nacen los  peldaños, en la base de la Loma de la Cruz tocaba el emblemático grupo
Síntesis.
 
Carlos Alfonso y Ele Valdés, los primeros. Delante tienen una oleada de gente. Algunos han llegado desde los barrios cercanos al lugar, donde las casas que se han ido instalando hasta en los planos inclinados, llenándo la tierra poco a poco.  Unos beben cerveza o ron. Ha habido una bronca.
 
También hay muchachos y muchachas, lindas mujeres con credenciales colgadas al cuello donde puede leerse aquello de ROMERÍAS DE MAYO.
PARTICIPANTE.
 
Síntesis ha vuelto a las Romerías y a Holguín. “Nosotros abrimos las Romerías y es fantástico. Una fiesta de pueblo y hace falta”, dice Carlos Alfonso. Tiene el rostro sudado y la garganta áspera. Dos minutos antes cantaba y su voz salía por los altavoces. Ele, su esposa, está detrás. Mirando. En silencio.
 
“Cuando comenzamos el concierto con Eleggua todo sale bien. Olvídate de eso...”, le dice él.
 
¿Por qué lo ha dicho?, le pregunto.
 
“Porque ella a veces empieza con otro tema y no sale bien. Hoy cantamos Eleggua y nos sailió bien con el público. Hay que abrir con Eleggua”.
 
Alguien se acerca. Dice “Maestro”. Quiero una foto. Carlos Alfonso se hace la foto. Y seguimos hablando. Le digo que si es molesto para Síntesis tocar en ambientes como estos, donde el público se compone de personas que provienen de los grupos más marginales de la ciudad.
 
“Para nada”, advierte: “Es un  público animado, fantástico y muy educado. Lo que pasó no tuvo nada que ver con nosotros. Todo el mundo tiene derecho a oir buena música. Aprendemos del público y de la gente.”
 
¿Qué aprendieron aquí?, pregunto.
 
“Aprendimos que la gente, por muy humilde que sea, sabe respetar a los artistas y saben apreciar lo que es bueno y lo que es malo. Hace falta que los grupos toquen más. No aquí en la capital. Hace falta meterse para los municipios, porque la gente necesita distracción y necesita música, teatro, danza, lo que sea. Con las giras nacionales todo se queda en
la capital. ¿Y lo demás qué?”

Coincido con él: Las giras nacionales en mayoría se circunscriben a un público capitalino, educado y con otras referencias. ¿Qué sucede dentro, en el corazón de un municipio? Pero hay otro problema. La incultura creciente. Silvio Rodríguez, que experimenta en los barrios de La Habana se ha encontrado con poca gente para verle. Y es un ícono.  

Pero no insisto en la conversación porque Carlos Alfonso esfuerza la voz en cada respuesta. Es viernes, pero el sábado tienen otro concierto. No quiero me culpen si no puede cantar. Ya tenemos bastantes culpas encima los periodistas. Lo importantes es la música. Y que Síntesis ande por Holguín, así, por la calle, como  cualquiera. Y ellos no son cualquiera. Son casi leyenda.

sábado, enero 21, 2012

La media noche de X Alfonso


Eran casi las doce de la noche cando comenzó el concierto. Teatro Suñol lleno, de jóvenes mayormente, muchos apenas tenían cumplido los veinte. La pantalla dejaba ver una mano, la mano de X Alfonso, con una palabra escrita: Reverse. 

Se trata del último trabajo discográfico del músico. Lo lleva en gira nacional a varias provincias y esta semana le correspondió el turno a la ciudad de Holguín, que le abrió los brazos con una semana de cultura, lo cual quiere decir con mucha gente cantando y bailando, por ahí.

Estaba vacío el escenario cuando comenzó todo. Solos los instrumentos, hasta que fueron llegando los tres músicos que le acompañan y, luego, entró él. Del piano iba a las pailas (creo que se llaman pailas) y de las pailas (ya he expresado mis dudas sobre el nombre del instrumento) se dirigía al micrófono para cantar los temas que le hicieron muy popular en la película Habana Blues.

Ya no es un niño, como lo era cuando inició su vida musical en Síntesis, la agrupación donde su familia se ha lucido como ha querido. Ahora es un adulto, un cuarentón con algunas canas en la barba y cierta añoranza por los días en que la gente era mucho más solidaria y desprendida. El hecho no le resta fuerzas.
En el escenario sigue siendo energético, vivo y analítico. Las canciones van de eso, de análisis y crítica, nacional y extranjera. A fin de cuentas, lo dicen una de las letras  de este disco: “increíble pero cierto, todo está globalizado”.

Entre temas nuevos y otros que ya hemos escuchado antes pasaban los minutos. Música, imagen y voz es una misma cosa en un concierto de X Alfonso. Reverse es la mezcla de lo que el autor deja ver de sí mismo: experiencia y juventud (como diría otro compositor cubano), dudas y esperanzas. El resultado de una sensibilidad, una época, una circunstancia.  Hay influencias, también: Varela, quizás Silvio. Y más.

Del disco que nos presentaba el público se ha familiarizado ya con el tema al que debe su nombre. Hay un video clip hecho por el músico donde se pueden encontrar símbolos que se repiten, de alguna manera, en todo este su más reciente trabajo, balanceado (cuando uno lo escucha gracias a que X lo regala en cada provincia), nostálgico, quizá. Melancólico y rabioso, según las imágenes detrás del escenario.

Luego de haber interpretado quince temas, el concierto de X Alfonso llegaba a su fin. Los músicos se esfumaron de repente mientras la melodía siguió sonando y uno no sabía qué hacer, si quedarse un rato más o irse. Luego se encendieron las luces de la sala y supimos que sí, teníamos que abandonar el teatro, a no ser que quisiéramos dormir en él. 

Según el artista, el disco que él mismo ha dejado en universidades, es más que un disco. Se trata de una filosofía. La filosofía de una época, de una ciudad, de un hombre del cual su identidad pareciera ser un misterio. Solo una pista: X.