reina y kozer, 2014 |
Ayer la poeta cubana Reina María
Rodríguez recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, distinción otorgada
por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, merecido por
grandes de la lengua castellana como José
Emilio Pacheco - el primero en la lista, iniciada en 2004-, Juan Gelman o
Nicanor Parra.
Con la poeta de La foto del
invernadero (Premio Casa de las Américas, 1998, Premio de la Crítica,
2000), Cuba suena por tercera vez en la nómina de países cuyos representantes merecen un galardón que distingue talento, trayectoria y vigor en
una obra edificada desde cualquiera sean las circunstancias. Porque son muy
distintas las de nuestros tres poetas galardonados.
Tanto lo es que un día después
parece ser que esta no es noticia atractiva para nuestros medios de prensa. La
mayoría de estos, al menos los más importantes, suelen medir una información
desde la corrección poco periodística, y si no lo cree, que sirva de ejemplo
Neruda, el premio quiero decir.
Cuando en 2007 lo obtuvo Fina
García Marruz llovieron las notas de prensa y las entrevistas. Porque así como
años atrás ella y su esposo, Cintio Vitier, habían sido mal mirados por algunos burócratas
debido a su catolicismo, en el nuevo siglo tenían un respaldo lo
suficientemente fuerte - sin hablar de su valiosa obra, por supuesto- como para
que nadie pusiera en entredicho que merecía más de media página en cualquiera
de los órganos.
Seis años después le llegó el turno
a José Kozer y la prensa pujó para nombrar aquel poeta habanero nacido en
1940 que yo conocía gracias a que mi hermana, quien tiene un poemario suyo dedicado
en La Habana, y porque también le había visto en una encuesta hecha por Lunes de Revolución, en 1960, donde uno
de los entrevistados era el entonces estudiante de Derecho Kozer.
Pero Kozer se radicó pronto en los
Estados Unidos y ese movimiento en el tablero de la vida fue suficiente para
que nuestra prensa le mirase con recelo, no así otros espacios alternativos,
como La Jiribilla, o importantes eventos culturales como la Feria del Libro de
La Habana, lo cual nadie entiende, pues sin dejar de ser “oficial” u “oficialistas”
daban cabida a un importante creador cubano radicado fuera para dejar claro que
hasta en el “oficialismo” hay ciertas diferencias metodológicas.
Ahora le ha llegado el Neruda a
Reina María Rodríguez y parece ser que ha habido silencio en los mismos sitios, aun cuando la misma
escritora mereciera hace un año el Premio Nacional de Literatura y eso sí tuvo
que ser titular. Claro, vale recordar que lo recibió gracias a un jurado con
mente abierta, ellos debieron luchar contra cierta ortodoxia mental que se aferra en no pocas cabezas y estas no entienden que una mujer con el pensamiento de Reina María Rodríguez pudiera recibir semejante galardón.
Lo cierto es que hoy la poeta y narradora no es noticia en Cuba por haber merecido el Neruda, y no importa,
pues quién sabe si mañana lo sea, cosa que a ella no debe interesarle mucho,
como no debe interesarle a un creador serio, para quien lo vital es
desarrollar con coherencia una obra, y la de ella, aunque no muy frecuentada por
mí, parece serlo.
Solo queda esperar al fin de
semana, cuando las páginas de los principales diarios en la isla son más abundantes. Entonces,
quizás tengamos a Reina María Rodríguez, y con ella en papel circulando por Cuba la certeza de que son nuevos tiempos. ¿O no?
foto tomada de dominicanaenmiami.com
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