
Ah, qué República era aquella, se dice al recordar la etapa cubana comprendida entre 1902 y 1959. Y ¡qué república era aquella!…con vaquitas, sombrillitas, cañitas y mega-negocitos pensados para llevarse a los bolsillos de uno lo que bien correspondía al país completo. Al evocar aquella república la gente suele hacer una comparación peligrosa: los malos y los buenos. Es decir: los que tenían dinero eran malos, los que al diario vivían, eran buenos. Nada más cierto y nada más injusto.
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